Lo que has comprado es tuyo
¿Verdadero o falso? FALSO
Origen
Desde pequeños nos enseñaron que era mejor comprar en lugar de alquilar, ya que así sería nuestro. Nos inculcaron la idea de que poseer una casa o un coche era más valioso que alquilarlos, independientemente de si los usábamos mucho o poco. Nos repitieron que al comprar algo, se convertía en nuestro y nadie nos lo podía quitar, aunque luego nos instaban a compartir, generando un sentido de posesión contradictorio. Crecimos en una sociedad que nos hizo creer que cuantas más posesiones teníamos, más ricos éramos, lo que nos llevó a acumular cosas sin necesidad. También nos hicieron creer que los demás nos respetarían y valorarían más si teníamos muchas posesiones.
Consecuencias
El afán por proteger nuestras posesiones nos convierte en esclavos, gastando dinero en seguros, y sistemas de seguridad para defender lo que consideramos nuestro. Esta mentalidad nos hace temer perder nuestras pertenencias y nos lleva a vivir en constante lucha por protegerlas. Creer que lo que compramos nos pertenece nos causa sufrimiento y nos hace sentir pobres si no poseemos lo mismo que los demás. Sin embargo, la verdadera pobreza radica en querer todo lo que no tenemos y no poder disfrutar de lo que ya tenemos. El Universo es abundante y limitarse a lo que poseemos es privarnos de una gran cantidad de disfrute. Anhelar constantemente más, nos sumerge en la insatisfacción y la ansiedad. Es esencial cuestionar estas creencias que nos llevan al sufrimiento y buscar la paz interior y la armonía externa.
Consejo sabio
Lo sabio consiste en administrar lo que tenemos a nuestra disposición, disfrutándolo pero reconociendo que no nos pertenece. Al no sentirnos dueños de nada, tenemos la libertad de compartir con los demás y disfrutar de lo que tenemos. Entender que solo administramos las cosas mientras están en nuestra vida nos permite desapegarnos de ellas y no sufrir cuando ya no están disponibles.